Hay sellos de colores, de tiradas limitadas, con erratas o fallos bienintencionados, los hay grandes y pequeños, algunos políticos y otros con escenas naturales… los hay de todo tipo, pero esos retales del tiempo son perseguidos y coleccionados por gente de todo el mundo!
Más que la cantidad, es la rareza de los ejemplares de la colección lo que le da valor a ésta. Algunos sellos, en particular aquellos con errores de impresión, raros pero conocidos, llegan a adquirir un valor comercial muy elevado y son difíciles de conseguir.
El proceso para la emisión de un sello postal es complejo. Por lo general la administración postal recibe cientos de sugerencias de particulares y de asociaciones. Una vez decididas las series a emitir se encargan a varios artistas a realización de los diseños, normalmente cuatro veces más grandes que el tamaño final. Una vez elegido el diseño se efectúan las modificaciones necesarias y se reduce fotográficamente al tamaño correcto.
Los primeros sellos, que ya venían en pliegos, se cortaban con tijeras, por lo que tenían los bordes rectos. Más adelante se añadió una serie de líneas con perforaciones, que permitían separarlos limpiamente, sin herramientas auxiliares y apareció el dentado...
Pero como en todas las facetas de la vida, siempre hay un campo abierto a la especulación y en muchas ocasiones se ha utilizado la filatelia como una forma de obtener rápidos beneficios o muy bien remunerados, aunque muchas veces con suerte dispar, debido a las falsificaciones o timos.
Aunque a decir verdad, el envío siempre lo pagaba el destinatario en función de los kilómetros recorridos y no por su peso, hasta que Rowland Hill (1837) propuso que el envío lo pagara el remitente según una tarifa uniforme en función del peso y no por el kilometraje.
Según la leyenda, en el año 1835 el profesor inglés Rowland Hill, que viajaba por Escocia se aprestó a descansar en una posada. Mientras se calentaba en la chimenea vio cómo el cartero de la zona entraba en la casa y entregaba una carta a la posadera. Ella tomó la carta en sus manos, la examinó atentamente y la devolvió al cartero alegando:
Como somos bastante pobres no podemos pagar el importe de la carta, por lo que le ruego que la devuelva al remitente.
La posadera recogió la carta y la dejó sobre una mesa sin preocuparse en absoluto de su contenido. Luego se volvió al generoso huésped y le dijo con amabilidad: Señor, le agradezco de veras el detalle que ha tenido de pagar el importe de la carta. Soy pobre, pero no tanto como para no poder pagar el coste de la misma. Si no lo hice, fue porque dentro no hay nada escrito, sólo la dirección. Mi familia vive a mucha distancia y para saber que estamos bien nos escribimos cartas, pero teniendo cuidado de que cada línea de la dirección esté escrita por diferente mano. Si aparece la letra de todos, significa que todos están bien. Una vez examinada la dirección de la carta la devolvemos al cartero diciendo que no podemos pagarla y así tenemos noticias unos de otros sin que nos cueste un penique.
Hill escribiría un folleto titulado «Post Office Reform», proponiendo el franqueo previo de la correspondencia, es decir, que el pago lo hiciera el que enviaba la carta, ideando el uso de unas etiquetas engomadas que se pegarían al sobre como comprobante de este pago por adelantado.
Así nace el primer sello postal del mundo: El famoso Penny Black de la Reina Victoria. Hill dibujó en él el perfil de la Reina Victoria, la palabra Postage en la parte superior y en la inferior One Penny (un penique). Omitió el nombre del país por entender que la efigie de la reina bastaba para identificarlo. El día 8 de mayo del mismo año se puso a la venta el dos peniques, en color azul. El nuevo sistema postal dio unos resultados asombrosos, tanto que se triplicó el número de cartas en una semana. Sólo el primer día de venta al público se vendieron 60.000 ejemplares de estos sellos. A la vista de todo ello Rowland Hill fue nombrado director de Correos del Reino Unido, dedicando el resto de su vida a realizar ampliaciones y mejoras en los servicios postales. El nuevo sistema encontró rápida aceptación en otros países y a los pocos años estaba ya generalizado internacionalmente.
La afición por coleccionar sellos de correos empezó poco después de la introducción de los sellos para el franqueo de la correspondencia. En 1840 el doctor John Edward Gray, oficial del Museo Británico, empezó a coleccionarlos inmediatamente después de su aparición, y en un número del periódico The Times de 1841 publicó un anuncio solicitándolos.
LA LLEGADA DE LOS SELLOS A ESPAÑA (1850-ACTUALIDAD)
Además de los sellos, la efigie de Franco, presidió hasta el advenimiento de la Monarquía todas las monedas de curso legal en España. Fue un recurso propagandístico del régimen militar de aquella época.
Fueron los primeros sellos desde la Guerra Civil española y llama la atención que ningún personaje militar o político asociado a la sublevación de 1936 mereciera ser protagonista de un sello de Correos. En 1939 aparecen ya los primeros sellos de perfil de Franco, en color blanco y azul y con un valor de 4 Pesetas:
Y el siguiente año, en 1940, hubo más sellos del Generalísimo con la efigie de perfil y también en dos colores, aunque en esta caso con tres rayas rojas en forma de cruz! Este sello tenía un valor de 20+5 Céntimos:
El 28 de febrero de 1955 en papel mate o brillante, en la serie “General Franco”, impresos huecograbado, se comenzó a emitir una nueva serie básica con la efigie de Franco mirando de cara al espectador. El último sello de la serie salió a la venta veinte años después, en julio de 1975. El General Franco (1892-1975) aparece con una nueva imagen, vistiendo ropas civiles y sin estar acompañado de símbolos o lemas. Este sello fue conocido popularmente como el “Franco Rojo” y más tarde fue retirado de la circulación. Esta imagen fue la propulsora de una larga serie de sellos en diferentes colores, años e importes que se hizo tan conocida, que hoy son una auténtica pieza de colección. El precio actual del sello es de 26 euros:
Sellos de España año 1955
General Franco 1892,1975 básica.
10 céntimos 14 de febrero.Ref. Edifil 1143
General Franco 1892,1975 básica.
15 céntimos 15 de marzo. Ref. Edifil 1144
General Franco 1892,1975 básica.
General Franco 1892,1975 básica.
60 céntimos 15 de marzo. Ref. Edifil 1150
General Franco 1892,1975 básica.
General Franco 1892,1975 básica.
1 pesetas 28 de febrero. Ref. Edifil 1153
General Franco 1892,1975 básica.
6 pesetas 3 de mayo. Ref. Edifil 1161
Sellos de España 1956
General Franco 1892,1975 básica.
1,50 pesetas 24 de abril. Ref. Edifil 1155
General Franco 1892,1975 básica.
1,80 pesetas 24 de abril. Ref. Edifil 115
General Franco 1892,1975 básica.
8 pesetas 24 de abril. Ref. Edifil 1162
Sellos de España año 1975
General Franco.
General Franco.
12 pesetas 15 de julio. Ref. Edifil 2227
Estos fueron los últimos famosos “sellos de colores de Franco”, toda una auténtica huella de la historia, todavía reciente, de España.
MONARQUÍA (1975-ACTUALIDAD)
A partir de su muerte, se fabricaron en España modelos de sellos con motivos mucho más modernos, de la Monarquía, de los Juegos Olímpicos, las comunidades autónomas… pero quizá, las generaciones posteriores de estampitas nacionales, no han conseguido crear tanta polémica ni tanto valor, como éstos. Son sellos que han marcado un cambio en nuestro país, son un pequeño diario de la realidad ya pasada.
Creemos por tanto, que a pesar de la implantación de las nuevas tecnologías con la posibilidad de enviar emails, mensajería instantánea, videoconferencia y el uso creciente de dispositivos móviles, el uso de sellos seguirá creciendo gracias, precisamente, al aumento de envíos a nivel global debido a las nuevas tecnologías.
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