La moneda es un fiel reflejo de la Historia de cada país. Dentro de sus pequeñas dimensiones se encierran todas las coordenadas del momento en que se acuñó y es siempre una inagotable fuente de información. Las concepciones estéticas, políticas, religiosas y la situación económica de los pueblos quedan plasmadas en esos pequeños discos de metal. Los 134 años en los que la peseta ha sido la moneda utilizada en España, han visto pasar acontecimientos trascendentales en la conformación de lo que hoy es la vida de los españoles. Por las manos de los ciudadanos han pasado reyes, artistas, conquistadores... la peseta se ha convertido en pieza clave de la iconografía popular.
Denominación del término
Por allá en la guerra de sucesión a la Corona española (1705-1714) el archiduque Carlos de Austria tenía sus operaciones militares en Cataluña, por lo que acuñó en Barcelona grandes cantidades de reales de a dos. Posteriormente, estas monedas de plata inundaron el mercado castellano.
Estas monedas se llamaban pesetas, en catalán “peseta” (piececita), diminutivo de “peça” (pieza) nombre con que se conocían desde el siglo XV diferentes monedas de plata.
Sea como sea, se comenzó a popularizar la palabra peseta escrita tal como sonaba su pronunciación catalana, a inicios del siglo XVIII pues concretamente la alusión más antigua que se ha encontrado de esta palabra se remonta a una pragmática del 13 de julio de 1718.
Historia
Veinte años después, El Diccionario de Autoridades de 1737 define la peseta como «la pieza que vale dos reales de plata de moneda provincial, formada de figura redonda ». Hasta la entrada en vigor de la peseta como única moneda española, existían en España 21 unidades monetarias en circulación.
PRIMERAS EMISIONES DE PESETAS EN ESPAÑA (1808-1868)
La primera pieza con denominación de "peseta" , aún sin ser la moneda oficial, se acuñó en la Barcelona ocupada por las tropas francesas de Napoleón I en 1808, siendo rey su hermano Jose I. se acuñaron monedas de 1, 2,5 y 5 pesetas.
Curiosamente, fue en 1808 y en Cataluña la primera vez que una moneda salió de la ceca con leyenda en español y no en latín, poco antes de la llegada de los franceses. En la inscripción se proclama a Fernando VII rey de España, y aparece en Gerona (con el nombre en castellano) como lugar de la acuñación.
Un año más tarde, en 1809, se acuñaron en Gerona las de cinco pesetas, llamadas desde entonces duros. Pero es cierto que en Cataluña se designaba como peseta, ya en el siglo XVII, al real de a dos, cuarta parte del "peso" o "duro", que era el real de a ocho. Durante la Guerra de la Independencia se acuñaron en Cataluña monedas de oro de 20 pesetas y piezas de plata de 5 y 1 peseta, entre otros valores.
Posteriormente, tras la coronación de Isabel II, como Reina de España, durante los años 1836 y 1837, volvieron a acuñarse monedas con la inscripción de 1 peseta (cinco gramos de plata), ya que mandó acuñar estas piezas para pagar a las tropas institucionales que lucharon en la guerra carlista. Esto dio origen al sobrenombre de “peseteros” dado a los mercenarios a sueldo que defendieron los derechos de sucesión de Isabel frente a Carlos V.
GOBIERNO PROVISIONAL (1868-1871)El 19 de octubre de 1868, el ministro de Hacienda del Gobierno provisional del general Serrano, Laureano Figuerola, formado tras el derrocamiento de Isabell II, firmó el decreto por el que se implantaba la peseta como unidad monetaria nacional ya que vino a sustituir al escudo como unidad monetaria española, pero anteriormente existía como múltiplo del real y submúltiplo del escudo.
Con esta reforma de 1868, también se pretendía estrechar los lazos económicos y políticos con los países de la Unión Monetaria Latina (Francia, Suiza, Italia y Bélgica); la cual que había sido creada hacía tres años encabezada por Napoleón II y a la que poco después se unieron Estados Unidos, Reino Unido y Alemania. Esta organización propuso la creación de una moneda universal, que nunca se ha conseguido llevar a cabo.
Hasta 1868 en España había varias casas de moneda o cecas (las de Sevilla, Segovia, Barcelona, Madrid, etc.) que daban servicio a todo el territorio nacional. En 1869 el Gobierno Provisional decide cerrar las casas de moneda y centralizar toda la producción existente en la de Madrid, núcleo de la que después y en la actualidad es la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre-Real Casa de la Moneda. Así pues, la FNMT-RCM ha estado vinculada desde su inicio a la peseta como sistema monetario.
Las primeras piezas se acuñaron en 1869, siendo la unidad la primera en ver la luz, tras una primera vacilación que hace aparecer el nombre del GOBIERNO PROVISIONAL en el anverso en lugar del de la nación, ESPAÑA, que ya figura en las siguientes acuñaciones y para todos los valores en plata, junto con la fecha de emisión y las estrellas con la fecha de acuñación.
Conforme aconseja el dictamen solicitado a la Real Academia de la Historia, el tipo de anverso nos ofrece una personificación de Hispania inspirada en las monedas del emperador Adriano, recostada sobre los Pirineos, con el Peñón de Gibraltar a los pies, y llevando en la mano extendida una rama de olivo.
La primera peseta se dividía en 100 céntimos y consistía de 5 gramos de plata y equivalía a 4 reales. Todas las monedas de la primera emisión fueron:
- 1 céntimo, 1 g de bronce
- 2 céntimos, 2 g de bronce
- 5 céntimos, 5 g de bronce
- 10 céntimos, 10 g de bronce
- 20 céntimos, 1 g de plata de ley 900 milésimas
- 50 céntimos, 2,5 g de plata de ley 900 milésimas
- 1 peseta, 5 g de plata de ley 900 milésimas
- 2 pesetas, 10 g de plata de ley 900 milésimas
- 5 pesetas, 25 g de plata de ley 900 milésimas
- 100 pesetas, 32,25 g de oro de ley 900 milésimas
Todas las monedas fueron grabadas y firmadas por Luis Marchionni, que desde 1861 ocupaba el cargo de grabador principal de la Casa de Moneda de Madrid, la única que, desde este momento, centraliza las acuñaciones tras el progresivo cierre de las casas de moneda que funcionaban durante el reinado de Isabel II, a excepción de la de Barcelona que continuará abierta para la acuñación del bronce.
Para los reversos se dispone, en la plata, el escudo de España con corona mural y la leyenda con la expresión del valor, la talla (número de piezas en kilogramo), las iniciales de los ensayadores y juez de balanza, y la ley de 900 milésimas en las cinco pesetas.
El bronce representa a España como una matrona sentada sobre las rocas, esta vez hacia la derecha, y con la rama de olivo en la mano que reposa y en el reverso tiene un león rampante sosteniendo el escudo de España, que ha dado pie a la anécdota de 1870, que otorgó el nombre popular de «perra gorda» y «perra chica» a los diez y cinco céntimos, pues la gente vio un perro donde había un león. La fabricación en este metal continúa contratándose, como ya se hiciera desde 1865, con la firma «Oeschger, Mesdach y Cía.», cuyas iniciales, O.M., aparecerán en las monedas hasta el reinado de Alfonso XII.
ALFONSO XII (1857-1885)
En 1876 se decide que la plata, que afluye abundantemente, sea la moneda de curso legal forzoso obligando a la desaparición del oro. Desde finales del siglo XIX el precio de la plata había ido cayendo de tal modo que la peseta fue perdiendo valor, de manera que las 5 pesetas de valor facial en plata acabaron valiendo sólo 2 pesetas con lo que por cada duro acuñado el estado ganaba 3 pesetas. Y esto despertó la picaresca de quienes vieron la oportunidad de dar salida a tanto metal y ganar dinero de paso. Es el caso de los "duros sevillanos", exactamente iguales a los de curso legal, con 2 pesetas de plata en cada moneda de 5 pero falsos en la práctica. Al parecer su acuñación comenzó en Sevilla pero su fabricación y uso se fue extendiendo de tal manera que el gobierno de Alfonso XIII acabó por aceptar cambiarlos por duros de curso legal para poder retirarlos de la circulación.
El breve reinado de Alfonso XII ocasiona que las últimas monedas con su efigie se acuñaran tras su fallecimiento, durante la regencia de Cristina de Habsburgo, hasta seis meses después del nacimiento de su hijo Alfonso XIII.
ALFONSO XIII (1886-1941) Alfonso XIII, hijo póstumo de Alfonso XII, fue rey desde su nacimiento. Las monedas han dejado una galería de retratos de este monarca que muestran su crecimiento. Durante este reinado, fueron emitiéndose distintas piezas con retratos del rey a la edad de 1, 4, 7 y 14 años, lo que representa una extraordinaria originalidad numismática.
La primera peseta se acuñó en 1888 y se conoce como el pelón, debido a que Alfonso tenía sólo dos años.
La peseta de 1893 se conoce como de bucles.
La de 1896 de tupé.
La de 1903, de cadete se representaba al monarca con uniforme militar a la edad de 14 años.
Pero la sustitución de los metales preciosos por nuevos metales y aleaciones convencionales para la acuñación de moneda, y la consiguiente pérdida de equivalencia entre el valor intrínseco del metal y el valor nominal, altera notablemente las emisiones. La necesidad de adecuación a los metales que ya empleaban en países extranjeros era incuestionable, y aun así, España mantiene las acuñaciones en oro hasta 1904 y en plata hasta 1933.
Como las monedas ya no valían el equivalente al metal que llevaban, se generalizó el uso de billetes, respaldados por reservas de oro y plata, y la acuñación de monedas en metales menos valiosos como el níquel. En 1925 se acuñan gran cantidad de monedas de 25 céntimos en ese metal que, por parecerse en tamaño a la de 2 pesetas en plata, fue horadada en el centro. Un agujero que se respetó en otras monedas posteriores como la de 50 céntimos de 1949 o la de 25 pesetas de 1992.
A todo esto, las monedas de plata, cobre y bronce fueron desapareciendo, sobretodo estas últimas al ser fundidas para hacer munición con ellas. Es así como esta falta de moneda provocó que los ciudadanos tuviesen problemas a la hora de pagar, lo cual obligó a empresas, sindicatos y ayuntamientos a lanzar emisión de vales o monedas propios. Los nuevos materiales a utilizar fueron el aluminio y el níquel, ya sea puros o mezclados con otros metales.
II REPÚBLICA (1931-1939) Dos años después de proclamarse la II República, el 14 de Abril de 1931, se prepararon las primeras monedas fabricadas en 1934 y 1935 sin cambiar su fecha de anverso (1933). Eran de plata y la figura de la matrona volvería a reaparecer junto a su característica rama de olivo en las monedas de peseta. La abundante circulación de billetes y el acaparamiento de plata durante la guerra hicieron que estas monedas apenas circulasen.
GUERRA CIVIL (1936-1939)Tras el estallido de la guerra civil se paralizaron los trabajos de fabricación de moneda. El sistema económico se dividió en dos existiendo un banco central propio para cada bando contendiente. El 6 de noviembre de 1936, debido al asedio de Madrid, el correspondiente a la zona republicana se traslada a Valencia, junto con el Gobierno de la República, el personal de la Fábrica de la Moneda. Mas tarde. la sección de moneda se instalaría en Castellón hasta 1938. Por su parte, el banco nacional se establecería provisionalmente en Burgos hasta establecerse en Madrid. Este curioso hecho provocó que cada banco negase la legitimidad de la peseta del bando rival, a su vez compitiendo en el exterior para hacer suya la moneda oficial.
En plena Guerra Civil, en 1937 se fabricó la primera peseta de metal no precioso, al cambiarse la aleación de la peseta por el cuproníquel de característico color dorado, conociéndose casi inmediatamente por el sobrenombre de rubias. Aunque inicialmente las monedas estarían realizadas con una gran proporción de cobre puro, este porcentaje iría disminuyendo con el tiempo para asegurar una mayor resistencia al uso diario. La imaginación popular otorgó el color rubio a la larga melena del retrato femenino que aparece. En ella aparecía el rostro de una mujer, representación de la República. Estas monedas fueron conocidas como la Rubia, color que le daba la aleación de cuproníquel.
Ante la falta de metales en la posguerra, las autoridades copiaron experiencia de otros países y se eligió como modelo la moneda de 1 dinar yugoslavo que desde 1938 funcionaba de forma muy satisfactoria. Durante los 25 años siguientes el cobre-aluminio sería la base de fabricación.
DICTADURA DE FRANCO (1939-1975)
En 1939, el régimen de Francisco Franco retiró de la circulación las monedas de metales preciosos y acuñó monedas de peseta fabricadas desde 1944 hasta 1982 y disfrutaron de curso legal hasta 1997. En esta época, debido a la inflación, se pusieron en circulación monedas de mayor valor facial, como 25, 50 y 100 pesetas pero mantuvo la peseta como unidad del sistema monetario.Con Franco en el poder se continuó con la acuñación de las pesetas, no apareciendo el rostro del dictador fascista en ellas hasta el periodo 1947-48. La reproducción del rostro fue obra del escultor Mariano Benlliure, aunque dicho retrato adolecía de un excesivo relieve que poco a poco se fue reduciendo. Casi veinte años después aparecería la última peseta de la era franquista cuyo retrato fue encargado al señor Juan de Avalos, pudiéndose observar un evidente envejecimiento del dictador respecto las monedas de los años cuarenta.
En las primeras monedas en las que se incorpora el retrato de Franco, el anverso de la moneda de 1944 se modifica y se incorpora un busto de Franco. Las antiguas monedas de cobre (perra chica y perra gorda) fueron relevadas por piezas de aluminio casi puro de 5 y 10 céntimos “del jinete”. Se recuperó el duro, que se había dejado de emitir en plata en 1899. El duro empezó siendo de níquel y gran tamaño, pero lo acaparaban los industriales en los difíciles tiempos de la posguerra. Más pequeño, y en aleación de níquel y cobre pervivió 40 años, para ser retirado en 1997.
MONARQUÍA HASTA LA LLEGADA DEL EURO (1975-2001)
Con la instauración de la monarquía en el año 1975 y el restablecimiento de la democracia en 1978 se realiza una primera emisión de monedas con el rostro del monarca Juan Carlos I, mostrando en las monedas su perfil izquierdo, al contrario que Franco el cual mostraba su perfil derecho. Curiosamente, con la emisión de 1975 las monedas de peseta del monarca, mostraban todavía el reverso el escudo preconstitucional. En el año 1980 aparecen las monedas conmemorando el mundial de fútbol de 1982 con la leyenda en el reverso de “ESPAÑA 82” y un 1 en grande. En este año se actualiza la relación fiduciaria, ya que una peseta de 1944 vale más que el metal del que está hecha y se altera la aleación de las pesetas, ahora se fabrican con aluminio, recuperándose el color blanco (que no el metal de plata) de las monedas de antes de la guerra y sustituyendo a las populares rubias.
También empezaron a circular las monedas de 100 pesetas de cuproníquel (los veinte duros), así como monedas de 200 y 500 pesetas. Un año después se descatalogó toda la moneda fraccionaria, de valor menor a una peseta, puesto que ya no eran utilizados en ninguna operación, aunque alguna monedas desaparecieron como son los céntimos de peseta, convirtiéndose la peseta en la moneda básica y sin céntimos a partir de 1983.
La última emisión de peseta que guarda las dimensiones tradicionales circula entre 1982-1989, pues a partir de esa fecha, la moneda de peseta tendría otro diseño más nuevo y sobretodo sería recordada por su pequeño tamaño, la cual adquiriría el apodo popular de lentejas. Este tipo de moneda no tuvo demasiada aceptación debido a su escaso diámetro (14 mm) y la dificultad que entrañaba el cogerla, además que la moneda de peseta perdía cada vez más valor real.
Desde 1989, coincidiendo con los primeros actos de conmemoración del V Centenario del Descubrimiento de América, aparecen series en oro y plata de diversas denominaciones de valor en pesetas, ecus y euros.
En 1990, y ante la confusa diversidad provocada por la acuñación de las 2, 5, 100 y 200 pesetas en metales y módulos discordantes con el resto de las series en circulación, confusión agravada por la permanencia de valores del período anterior, se adopta una solución drástica. La renovación formal del circulante se basa en el diseño, en el aumento del tamaño de las monedas en relación a su valor y en la alternancia de color del metal, permitiendo su distinción con mayor facilidad. Se impone una renovación tipológica en la que los motivos son diferentes cada año, excepto en las monedas de 1 y 500 pesetas. Se rompió así la tradición de que en el anverso estuviera la efigie del gobernante y en el reverso el escudo de España. Este se cambió por motivos alusivos a las comunidades autónomas y a manifestaciones artísticas y culturales. Desaparece el cobre y se fabrican exclusivamente en aluminio, una moneda de las más pequeñas del mundo, la peseta.
En 1995 se lanzó la moneda de 2000 pesetas, aunque con escasa circulación y reservada a coleccionistas. También hubo ediciones especiales de para conmemorar acontecimientos determinados, como el cuarto aniversario de la muerte de Felipe II, en 1998, o el Año Santo Compostelano de 1999.
En 1997 fueron retiradas todas las monedas de peseta del régimen franquista y las destinadas a promocionar el Mundial de fútbol. Las últimas pesetas siguieron en circulación hasta el 28 de febrero de 2002, con la entrada del euro, tras 133 años de vigencia.
Las pesetas se continuaron fabricando hasta mediados del año 2001, cuando la acuñación de la que fue la última moneda de cien pesetas, el 19 de junio de 2001, terminó con la emisión de pesetas, transformando las planchas y troqueles en piezas de museo.
Finalmente la peseta desapareció como moneda oficial con la llegada del Euro en el año 2002, como consecuencia de la participación de España en la Unión Monetaria Europea, en el que 12 países (Irlanda, Bélgica, Francia, España, Portugal, Alemania, Luxemburgo, Austria, Italia, Holanda, Grecia y Finlandia) introdujeron el euro para facilitar las transacciones monetarias. La sustitución de una moneda por la otra vino precedida por un periodo de transición de dos meses en el cual ambas circularon simultáneamente.
Anécdotas curiosasColoquialmente, la peseta ha recibido otros nombres, como pela, rubia, cala…, a menudo utilizados junto a cantidades grandes para indicar un precio excesivo.
La palabra peseta dio origen al término pesetero, utilizado para designar a alguien a quien le interesa el dinero por encima de todo. También a un ejército profesional de la Primera Guerra Carlista, los peseteros.
Una peseta estaba dividida en 100 céntimos. Las monedas fraccionarias de la peseta estuvieron en circulación hasta 1983, cuando los céntimos dejaron de tener sentido práctico debido a las sucesivas devaluaciones de la peseta.
La peseta también tenía múltiplos y submúltiplos utilizados coloquialmente. Una peseta se dividía en 4 reales, puesto que, al ser puesta en circulación, el valor de la peseta se fijó al de cuatro antiguos reales. Durante la época franquista, la moneda de 50 céntimos (los dos reales) de la serie de 1949 era fácilmente reconocible por su agujero en el centro.
Durante el periodo en el que fueron de curso legal, las monedas de 5 y 10 céntimos eran popularmente conocidas como perra chica y perra gorda, respectivamente. El motivo es el león que aparecía en las primeras emisiones de estas monedas, que el pueblo confundió con un perro. Este apodo de las monedas dio origen al refrán "para ti la perra gorda", utilizado para denotar avaricia en la persona a la que se le habla.
Un duro eran cinco pesetas. Este duro era el antiguo peso fuerte o peso duro de 20 reales de vellón.
Siendo así muy populares las monedas de 5 duros (25 pesetas) y las de 20 duros (100 pesetas).